Las inversiones inmobiliarias se convierten en una de las alternativas de inversión más seguras en épocas de incertidumbre. Como el oro, actúan de valor refugio en momentos en donde la seguridad de la inversión se convierte en la variable más importante para el inversor.
Entre todos los activos inmobiliarios requiere especial mención la vivienda turística. Sujeta a una normativa especial, con especificaciones particulares en función de cada región, el propietario cede a terceros con habitualidad y con carácter temporal el uso de su vivienda, amueblada y equipada, con fines principalmente vacacionales.
A las expectativas de revalorización del activo a largo plazo se le suma la obtención de una renta periódica como atractivo.
Como en cualquier inversión, hay que tener en cuenta algunos factores para minimizar los riesgos y asegurar la máxima rentabilidad. En el caso de las viviendas turísticas, la rentabilidad de la inversión vendrá determinada por:
- el atractivo turístico de la zona (playa, golf, esquí, …)
- la dotación de servicios (tiendas, restaurantes, centros comerciales, cines, …)
- las comunicaciones (aeropuerto, autovías, trenes, …)
- la oferta de plazas hoteleras
Por último, si no tienes mucho tiempo para gestionar el alquiler de tu propia vivienda turística, te recomendamos que dejes la gestión del alquiler en manos de profesionales. En algunas ocasiones, la misma empresa promotora del residencial presta el servicio para beneficio de sus clientes.
Este es el caso de los apartamentos turísticos de Residencial Catamarán en Los Alcázares, Mar Menor (Costa Cálida).